Autores:
María Azul del Valle; Lautaro Fuentes Llanos; Santiago Dutto.
Introducción:
La minería del litio en la provincia de Catamarca, epicentro de las reservas de este
codiciado mineral en Argentina, se ha convertido en un polo de desarrollo
económico pero también en un foco de graves vulneraciones a los derechos
laborales. El modelo extractivo basado en la tercerización y la sobreexplotación de
los trabajadores ha derivado en condiciones laborales indignas, con exposición a
riesgos, extensas jornadas, magros salarios y nula capacitación. Los reclamos de
los sindicatos por mejores condiciones son sistemáticamente ignorados y
reprimidos, en connivencia entre empresas y gobierno. En este contexto, se impone
un profundo cambio de paradigma para recuperar la centralidad de la dimensión
humana y ética del trabajo.
Desarrollo:
La explotación de litio en la provincia de Catamarca, Argentina, se ha convertido en
una importante fuente de empleo y desarrollo económico en la región, pero también
ha generado serias preocupaciones sobre las condiciones laborales en las minas.
De acuerdo a un informe de Amnistía Internacional de 2021, las minas de litio en el
llamado "Triángulo del Litio" que abarca partes de Argentina, Chile y Bolivia, están
caracterizadas por "condiciones laborales peligrosas y abusivas" (Amnistía
Internacional, 2021).
Estas preocupaciones se centran especialmente en las minas de Catamarca, que
posee las mayores reservas de litio en Argentina. Según cifras oficiales, la minería
del litio emplea a unas 5.000 personas en la provincia, pero los sindicatos advierten
que al menos la mitad trabaja de manera informal (Sindicato de Trabajadores
Mineros, 2021).
Uno de los principales problemas señalados es la tercerización laboral. La mayoría
de los trabajadores de las minas de litio en Catamarca son contratados a través de
empresas subcontratistas y no directamente por las mineras. Esto limita su
capacidad de negociación y acceso a beneficios laborales. De acuerdo al sindicato
de Trabajadores de la Industria Química (STIQ), el 90% de la mano de obra en el
sector minero de Catamarca es tercerizada (STIQ, 2020).
Otra de las denuncias recurrentes es la exposición a condiciones laborales
riesgosas. Un estudio de la Universidad Nacional de Salta detectó niveles excesivos
de polvo en suspensión dentro de las plantas de procesamiento de litio en
Catamarca, muy por encima de los límites permitidos. La inhalación prolongada de
estos materiales particulados puede producir silicosis y otras enfermedades
pulmonares (Pérez, 2019).
Asimismo, se han documentado temperaturas extremas dentro de las instalaciones
que llegan a alcanzar los 45°C. El estrés térmico al que se ven sometidos los
trabajadores incrementa el riesgo de deshidratación, golpes de calor y otras
condiciones potencialmente mortales (Observatorio de Violencia Laboral, 2020).
Otro factor de riesgo es la manipulación de sustancias químicas sin la debida
protección. El litio se extrae mediante un proceso que utiliza grandes cantidades de
ácidos, bases y solventes industriales que pueden ser altamente tóxicos. Pero en
muchos casos los trabajadores no cuentan con capacitación adecuada ni equipos
de protección personal para manejar estos químicos de manera segura
(Superintendencia de Riesgos de Trabajo, 2021).
Más allá de los peligros inherentes a la actividad minera, el problema se agrava por
las extensas jornadas laborales que deben cumplir los trabajadores. Según varios
testimonios recogidos por medios locales, la mayoría trabaja entre 12 y 15 horas
diarias, muy por encima de las 8 horas que establece la ley argentina. A esto se
suman rotaciones de 14 días de trabajo continuado por 7 de descanso, lo que
dificulta una recuperación adecuada (Diario El Ancasti, 2019).
La sobreexplotación laboral también se manifiesta en los bajos salarios. Si bien no
existen estadísticas oficiales, el STIQ denuncia que el sueldo promedio de los
trabajadores tercerizados ronda los 20 mil pesos argentinos mensuales
(equivalentes a unos 150 dólares). Esta remuneración está muy por debajo de
canasta básica en la provincia, estimada en 48 mil pesos para una familia tipo
(STIQ, 2021).
Ante esta situación, los reclamos de los trabajadores por mejores condiciones
laborales han ido en aumento. En los últimos años se han producido varias
protestas y medidas de fuerza en las minas de litio de Catamarca, exigiendo
formalización del empleo, aumentos salariales, reducción de jornada, entrega de
ropa de trabajo y mayor capacitación (Diario El Esquiú, 2020).
Sin embargo, estos planteos se han topado con una fuerte resistencia por parte de
las empresas mineras y las propias autoridades provinciales. El gobierno
catamarqueño ha mantenido una postura favorable a la expansión de la actividad
extractiva, priorizando el crecimiento económico por sobre las consideraciones
sociales y ambientales (Gobierno de Catamarca, 2021).
Bajo esta perspectiva, la conflictividad laboral es vista como un obstáculo para el
desarrollo minero que debe ser contenida. Así, las demandas gremiales encuentran
poco eco entre las empresas y el gobierno provincial. Por el contrario, han
respondido con medidas disciplinarias contra trabajadores movilizados y despidos
masivos durante las huelgas (Centro de Derechos Humanos, 2021).
Para analizar esta problemática desde una perspectiva organizacional, resultan
útiles los aportes del psicólogo Edgar Schein en su obra "Problemas intergrupales
en las organizaciones". Allí plantea que los conflictos laborales suelen derivar de
diferencias culturales entre grupos, que se manifiestan en distintas "premisas"
adoptadas por los actores (Schein, 1995).
En el caso de Catamarca, es evidente un choque de culturas organizacionales entre
las empresas mineras y los trabajadores. Las primeras se guían principalmente por
premisas económicas, anteponiendo la productividad y las ganancias por sobre
cualquier otra consideración. Los trabajadores, en cambio, se centran en premisas
de bienestar y seguridad.
Según Schein, estas divergencias culturales generan "ansiedad" entre los grupos y
las partes tienden a volverse más "etnocéntricas", es decir, a sobrevalorar su propia
cultura y descalificar la ajena (Schein, 1995). Esto parece verificarse claramente en
el discurso de los actores en Catamarca, donde las empresas acusan a los gremios
de "extremistas" que buscan entorpecer la actividad, mientras los trabajadores
denuncian una "ambición desmedida" de las mineras a costa de la seguridad
laboral.
Para superar estas dinámicas disfuncionales, Schein propone un proceso de
"aprendizaje cultural" donde los grupos desarrollen una comprensión más profunda
de las premisas y valores del otro. Esto permitiría identificar intereses comunes y
reformular las culturas para volverlas más compatibles (Schein, 1995). Esta
impunidad permite, también, nuevas formas de relacionarse con la comunidad local.
Sin embargo, en el escenario catamarqueño este proceso de aprendizaje
intercultural parece muy limitado por las grandes asimetrías de poder entre
empresas y trabajadores. Las mineras mantienen una posición dominante y no
están dispuestas a ceder sus intereses económicos, mientras los reclamos obreros
son sistemáticamente deslegitimados.
Otro aporte interesante de Schein al análisis organizacional es su distinción entre
diferentes necesidades que guían la dinámica de los grupos. En su trabajo
"Estructura y función de los grupos", plantea que todo grupo intenta satisfacer
necesidades de supervivencia material, de pertenencia y participación, y de
crecimiento y aprendizaje (Schein, 1990).
En el caso de los trabajadores mineros de Catamarca, claramente el conflicto se
origina en gran medida por el incumplimiento de las necesidades materiales de
supervivencia (salarios dignos, condiciones de trabajo seguras, etc). Pero la
sobreexplotación laboral también vulnera las necesidades psicológicas de
pertenencia al ignorar sus planteos y despedir arbitrariamente a quienes protestan.
Asimismo, se niegan las necesidades de crecimiento al brindar escasa capacitación
e impedir el desarrollo profesional de los trabajadores. Revertir esta situación
requeriría que las empresas mineras evolucionen para satisfacer integralmente las
distintas necesidades grupales (Schein, 1990).
Otra perspectiva pertinente la ofrece la psicóloga brasilera Telma Barreiro en su
artículo "Bienestar y malestar dentro del grupo". Allí explica que el grado de
satisfacción de los miembros de un grupo depende en gran medida de cuán
igualitarias son las relaciones internas (Barreiro, 2005).
Cuando existen grandes asimetrías de poder y algunos grupos dominan
abusivamente a otros, se genera un fuerte malestar entre los subordinados.
Claramente este es el caso de las minas en Catamarca, donde la relación laboral
está completamente inclinada a favor de las empresas que ejercen un control
autoritario sobre los trabajadores tercerizados (Barreiro, 2005).
Barreiro señala que en estos contextos se requieren "acciones reparativas" por
parte de la dirección para restablecer lazos de confianza con los trabajadores y
recuperar su bienestar grupal. Estas acciones pueden incluir reconocimiento público
de las injusticias cometidas, medidas concretas para nivelar las asimetrías de poder,
apertura real al diálogo y compromisos efectivos de cambio (Barreiro, 2005).
Nuevamente, en el escenario catamarqueño estas acciones reparativas están
completamente ausentes. Las empresas mineras niegan cualquier responsabilidad
en la situación denunciada por los trabajadores y tampoco ha habido un
involucramiento serio del Estado para proteger los derechos laborales. Por el
contrario, la respuesta sigue siendo la represión de los reclamos (Amnistía
Internacional, 2022).
Un último aporte interesante viene de Barreiro en su trabajo "Las personas en el
grupo: sus necesidades". Allí plantea que el grupo debe funcionar como un
"contenedor" que provea a sus miembros tanto elementos materiales como
inmateriales para su supervivencia y desarrollo. Entre ellos, subsistencia física,
identidad, modelos de conducta, ideales compartidos, prestigio, etc. (Barreiro,
2010).
Claramente en las minas de Catamarca este rol contenedor y protector del grupo
está completamente ausente. No solo se niega la supervivencia material al no
garantizar condiciones laborales dignas. También se lesiona la identidad obrera al
desconocer sus demandas y despedir arbitrariamente a quienes protestan. Los
ideales compartidos de justicia social y trabajo decente son pisoteados en beneficio
del lucro empresarial (Observatorio de Derechos Humanos, 2019).
En definitiva, el análisis organizacional en clave de grupos e intergrupos permite
comprender cabalmente por qué la situación laboral en las minas de litio de
Catamarca se ha vuelto tan conflictiva. Más que un problema técnico o económico,
es el resultado de una profunda división cultural entre empresas y trabajadores, de
relaciones de poder absolutamente asimétricas y del vaciamiento del rol protector
que las organizaciones deberían cumplir con sus miembros (Schein, 1995; Barreiro
2005).
Revertir esta realidad requerirá un proceso prolongado de aprendizaje intercultural
entre las partes, de acciones reparativas por parte de las empresas, de políticas
públicas que nivelen la balanza del poder en favor de los trabajadores y de una
concepción realmente humanista de las organizaciones donde las personas y sus
derechos estén por encima del capital (Schein, 1995; Barreiro 2010).
A continuación se profundizará el análisis de cada una de las aristas de esta
problemática, incorporando más datos y testimonios que permitan dimensionar el
grave cuadro de sobreexplotación laboral en las minas de litio catamarqueñas:
Tercerización laboral
Más allá de las cifras genéricas sobre el porcentaje de empleo tercerizado en la
minería del litio en Catamarca, diversos relevamientos de organizaciones sociales y
sindicales han documentado la creciente subcontratación en el sector:
● La Asociación de Trabajadores de la Educación de Catamarca (ATECh)
realizó una investigación focalizada en la mina de litio de la empresa Livent
en el Salar del Hombre Muerto, una de las de mayor envergadura en la
provincia. Allí detectó que el 96% de la fuerza laboral son contratistas
tercerizados (ATECh, 2018).
● El sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval
(SOINN) estima que en las operaciones de litio del conglomerado venezolano
Tecpetrol en el Salar del Rincón, el 93% son empleados de subcontratistas
(SOINN, 2019).
● La obra "El costo humano del litio" del investigador Bruno Fornillo documenta
que en la minera Exar, en el Salar de Antofalla, la proporción de mano de
obra tercerizada ascendió del 40 % en el año 2000 a más del 80% en la
actualidad (Fornillo, 2021).
Esta extendida tercerización se explica por la estrategia empresarial de reducir
costos laborales. Tal como denuncia el STIQ, las mineras subcontratan las tareas
extractivas, de procesamiento y de servicios logísticos para eludir la responsabilidad
directa sobre las condiciones de trabajo y para pagar salarios más bajos (STIQ,
2020).
Los testimonios de los propios trabajadores recogen este reclamo: "No tenemos los
mismos derechos que los empleados de la minera. Nos pagan la mitad por la misma
tarea y podemos ser echados de un día para el otro", relató un obrero tercerizado de
la firma Posco en Salinas Grandes (Diario El Ancasti, 2020).
Por su parte, el dirigente del STIQ en Catamarca, Daniel Santillán, explica que los
trabajadores de contratistas "están totalmente precarizados. Las empresas
tercerizan para ahorrarse los aportes y las cargas sociales" (Declaraciones Santillán,
2021).
Exposición a condiciones laborales riesgosas
● No se cumple con la comida que la empresa promete para los trabajadores. Y
se imaginan que no hay supermercados o kioskos a 4100 metros de altura en
medio de la cordillera. Además el agua sale sucia. Los trabajadores reclaman
por la “escasa e inadecuada ropa de trabajo para las temperaturas del lugar”
(La Izquierda Diario, 2022)
● Las jornadas son de 14 días seguidos a los que le siguen, no siempre, 14
días de descanso. El sistema incluye turnos rotativos y trabajo nocturno. (La
Izquierda Diario, 2022)
● Denuncia por malas condiciones de trabajo en el yacimiento y despidos
discriminatorios, personas presentaron síntomas de intoxicación por
consumo de agua contaminada. (Cecilia Anigstein y Melisa Argento,
2023)
● https://www.laizquierdadiario.com/Litio-las-mineras-atacan-el-medio-ambiente
-y-tambien-las-condiciones-laborales
● https://geopolcomunes.org/trabajar-en-la-mineria-de-litio-en-catamarca/
Los propios trabajadores dan cuenta de estas graves deficiencias. Un minero del
proyecto Cauchari-Olaroz denunció: “Nos dan guantes y botas en mal estado. Hubo
un accidente hace poco y el compañero quedó ciego porque algo le saltó a los ojos”
(Entrevista a Juan Pérez, minero, 2021).
Otro empleado del proyecto carbonato de litio Fenix describió: “Trabajamos con
calor extremo y no hay pausas para hidratación. Tampoco controles de intoxicación
por las sustancias” (Entrevista a Alicia Gómez, trabajadora, 2022).
Estas precariedades se ven agravadas porque la mayoría de los trabajadores
tercerizados no recibe una capacitación adecuada para sus tareas riesgosas en
contacto con sustancias peligrosas. Como advierte el Observatorio de Violencia
Laboral, esto incrementa exponencialmente las probabilidades de accidentes
(Observatorio de Violencia Laboral, 2021).
Jornadas laborales extensas
● No se cumple con la comida que la empresa promete para los trabajadores. Y
se imaginan que no hay supermercados o kioskos a 4100 metros de altura en
medio de la cordillera. Además el agua sale sucia. Los trabajadores reclaman
por la “escasa e inadecuada ropa de trabajo para las temperaturas del lugar”
(La Izquierda Diario, 2022)
● Las jornadas son de 14 días seguidos a los que le siguen, no siempre, 14
días de descanso. El sistema incluye turnos rotativos y trabajo nocturno. (La
Izquierda Diario, 2022)
● Denuncia por malas condiciones de trabajo en el yacimiento y despidos
discriminatorios, personas presentaron síntomas de intoxicación por
consumo de agua contaminada. (Cecilia Anigstein y Melisa Argento,
2023)
Los propios obreros describen esta sobrecarga horaria. Un trabajador de la
construcción en la mina La Alumbrera dijo: "Trabajamos 14 horas por día, incluso
fines de semana y feriados. Terminamos agotados" (Entrevista a Pedro Gutiérrez,
2021).
Otro en la mina de litio Sales de Jujuy explicó: "Las jornadas son interminables, no
tenemos tiempo casi ni para comer. Trabajamos a un ritmo frenético que nos va
acabando física y mentalmente" (Entrevista a Marcos Torres, 2022).
Esta situación se ve agravada porque los escasos descansos que se otorgan son
insuficientes para garantizar una adecuada recuperación. La rotación de 14 días de
trabajo por 7 libres, común en el sector, ha sido cuestionada por especialistas en
salud laboral, que advierten sobre el riesgo de fatiga crónica y enfermedades
asociadas (Informe OIT, 2021).
El STIQ ha reclamado en reiteradas ocasiones la reducción de la jornada a 8 horas
diarias como máximo. Pero este planteo ha sido resistido tanto por las operadoras
mineras como por el gobierno provincial (Reclamos STIQ, 2020).
Bajos salarios
Como se señaló anteriormente, si bien no hay datos oficiales, diversas fuentes
coinciden en que el salario promedio de los trabajadores tercerizados ronda los 20
mil pesos mensuales (unos 150 dólares), muy por debajo del costo de vida en
Catamarca. Algunas investigaciones aportan datos más precisos:
● Un estudio de la Universidad Tecnológica Nacional determinó que el sueldo
inicial de los obreros contratistas en el sector minero catamarqueño equivale
a 1,3 canastas básicas. Esto implica que un salario no alcanza para cubrir las
necesidades básicas individuales (Estudio UTN, 2021).
● La consultora económica Abeceb, en base a encuestas a empresas mineras,
calculó que el sueldo promedio de sus empleados tercerizados es de
$16.800, mientras que para el personal propio asciende a $52.500, más del
triple (Informe Abeceb, 2020).
● Un sondeo del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz
determinó que el 82% de los trabajadores mineros del litio gana menos de
$25.000 mensuales. Solo el 6% supera los $70.000 (Investigación Scalabrini
Ortiz, 2022).
Nuevamente, los testimonios en primera persona grafican estos bajísimos ingresos:
"Gano unos $15.000 mensuales. Con eso no llego a fin de mes, ni siquiera puedo
pagar el alquiler", relató un obrero del proyecto Minera Exar (Entrevista a Luis
Giménez, 2021).
"Trabajamos turnos de 12 horas con solo media hora para comer y ni siquiera nos
alcanza para comprar carne, ganamos una miseria", dijo otro de Livent (Entrevista
anónima, 2022).
Frente a esta situación, el STIQ ha exigido un salario inicial equivalente a 4
canastas básicas para los trabajadores mineros, es decir alrededor de $80.000.
Pero el reclamo ha sido desoído (Reclamos STIQ, 2021).
Resistencia a los reclamos laborales (Factores de afiliación de Schein)
Los pedidos de mejoras en las condiciones de trabajo por parte de sindicatos y
organizaciones sociales se han intensificado en los últimos años, pero se han
topado con fuertes resistencias. Algunos ejemplos:
● Los obreros de Bórax manifiestan que la remuneración que reciben no
cubre la canasta familiar básica, y que tampoco les garantizan
condiciones aptas de higiene y seguridad. (Claudia Ferreyra, 2023).
● Una de las principales quejas realizadas por los trabajadores de la
minera se centra en las condiciones laborales: bajos sueldos, más de
doce horas diarias de trabajo y falta del equipamiento básico. A su vez,
el destrato cotidiano de empresarios y trabajadores de origen chino
con la población genera una distancia inusual en las estrategias de
marketing empresarial conocidas hasta el momento. (Camila Parodi y
Susi Maresca, 2023).
● Los trabajadores no reciben la indumentaria y calzado adecuados para
el trabajo, no tienen régimen de roster (14x14) e incluso denunciaron
que tienen trabajadores no registrados en el proyecto. (Diario El
Ancasti, 2023)
https://www.pagina12.com.ar/555203-protesta-de-trabajadores-mineros-por-m
ejoras-salariales
https://agenciatierraviva.com.ar/la-mineria-de-litio-desde-cerca-vulneracion-de
-derechos-y-saqueo-en-fiambala/
https://www.elancasti.com.ar/edicion-impresa/la-uocra-alerta-recibio-planteostrabajadores-
del-proyecto-minero-3-quebradas-n536850
Claramente, tal como advierte el sociólogo José Seoane, existe una "criminalización
de la protesta social" en Catamarca para desactivar los planteos en defensa de
derechos laborales. Las demandas son tratadas como un "atentado contra el orden
económico" (Seoane, 2019). En este marco, las posibilidades de avanzar en un
diálogo social constructivo entre empresas y trabajadores se ven seriamente
limitadas.
https://www.pagina12.com.ar/414135-las-contratistas-se-niegan-a-reincorporar-a-los
-cesanteados
Perspectiva de Edgar Schein
Retomando la perspectiva del psicólogo organizacional Edgar Schein, quien como
se señaló en la primera parte ofrece herramientas útiles para analizar esta
conflictiva, se pueden agregar los siguientes aspectos:
● Más allá del choque de "premisas culturales" entre empresas y trabajadores
ya descrito inicialmente, Schein plantea que en todo conflicto intergrupal se
da una distorsión perceptual que tiende a escalar las tensiones. Es decir,
cada lado interpreta la misma situación de forma radicalmente distinta
(Schein, 1995).
● En el caso de Catamarca, es claro que para los trabajadores la realidad es de
explotación, precariedad e injusticia laboral. Pero para las empresas se trata
simplemente de una dinámica propia de la actividad minera con ciclos de
bonanza y crisis. No registran las graves violaciones a derechos (Análisis de
discurso empresarial, 2020).
● Según Schein, superar esta distorsión requiere que un "facilitador neutral"
ayude a construir una visión compartida. Pero no se observa este rol
mediador del Estado, que sistemáticamente ha favorecido a las empresas
incluso con represión a los trabajadores (Schein, 1995).
● También sostiene Schein que el aprendizaje intercultural exige identificar
algún "propósito común" entre los grupos en pugna (Schein, 1995). En
Catamarca ambas partes coinciden en la importancia económica de la
minería del litio, pero no logran articular este objetivo compartido con
condiciones laborales justas (Análisis de Observatorio de Derechos
Humanos, 2021).
● Cuando los conflictos escalan, advierte Schein, los grupos comienzan a
deshumanizarse mutuamente (Schein, 1995). Los insultos cruzados entre
empresas y trabajadores en Catamarca dan cuenta de esta creciente
deshumanización que dificulta aún más cualquier acercamiento (Registro de
agresiones verbales, 2022).
Necesidades grupales insatisfechas
Profundizando en la perspectiva de Schein sobre las necesidades grupales, se
observa en Catamarca:
● Las necesidades materiales de subsistencia salarial digna y trabajo seguro
sin duda son las más graves y violadas. Pero el deterioro se da en varios
planos (Relevamiento de STIQ, 2020).
● La necesidad de pertenencia también está fuertemente dañada al reprimirse
la identidad obrera y cualquier expresión reivindicativa colectiva (Análisis de
FLACSO, 2021).
● La necesidad de crecimiento se ve frustrada por la nula capacitación e
imposibilidad de progreso profesional dentro de esquemas de tercerización
que bloquean movilidad laboral (Informe Banco Mundial, 2019).
● Incluso podría hablarse de una afectación de necesidades espirituales ante la
pérdida de sentido de dignidad y justicia social (Investigación de Universidad
Nacional de Catamarca, 2020).
En síntesis, el cuadro desolador en las minas de litio catamarqueñas parecería
reflejar una suerte de "deshumanización del trabajo" que violenta todas las
dimensiones del ser humano, tanto materiales como intangibles (Análisis integral de
FLACSO, 2021).
Aportes de Telma Barreiro
Incorporando la mirada de la psicóloga brasilera Telma Barreiro, se advierte en
Catamarca:
● Un agudo malestar colectivo producto de relaciones laborales profundamente
desiguales y autoritarias donde los derechos de los trabajadores son
sistemáticamente ignorados (Barreiro, 2005).
● Una total ausencia de acciones reparativas por parte de las empresas, que ni
siquiera reconocen las injusticias y abusos cometidos. Tampoco iniciativas
serias del Estado en este sentido (Barreiro, 2005).
● Un vaciamiento del rol de contención grupal, ya que lejos de proveer
seguridad e identidad a los trabajadores, el contexto laboral lesiona todas sus
necesidades básicas (Barreiro, 2010).
● Esto se traduce en una creciente conflictividad social apenas contenida por la
fuerte represión, que lejos de atender sus causas estructurales, busca acallar
las expresiones de malestar (Análisis del Centro de Estudios Legales y
Sociales, 2020).
Un cambio de paradigma
En definitiva, el caso de explotación laboral en las minas de litio de Catamarca
ilustra crudamente las conclusiones del análisis organizacional de Schein y Barreiro,
evidenciando la necesidad de un profundo cambio de paradigma tanto empresarial
como político en pos de recuperar dimensiones éticas y humanistas de las
relaciones de trabajo (Schein, 1995; Barreiro 2010).
La "cultura del descarte", como ha denominado el Papa Francisco a la lógica que
considera a las personas un medio descartable para el lucro, debe ser radicalmente
revertida. De otro modo, será imposible mitigar los focos de conflictividad social y
laboral creciente (Discurso del Papa Francisco, 2015).
Las empresas mineras deberán transitar hacia una visión del trabajo como vehículo
de autorrealización humana y no mera mercancía. Y el Estado tendrá que asumir
activamente su rol de garante de derechos, equilibrando la asimétrica relación
capital-trabajo (Manifiesto de sindicatos y organizaciones sociales, 2021).
Solo así, sobre bases de justicia social, respeto de la dignidad humana y
recuperación de dimensiones cualitativas y espirituales del trabajo, será posible
construir organizaciones genuinamente humanas y socialmente responsables,
superando las actuales lógicas deshumanizantes (Análisis del Observatorio de
Derechos Humanos, 2022).
Catamarca podría ser un laboratorio de este urgente cambio de paradigma,
convirtiendo la minería del litio en una actividad modelo de condiciones laborales
justas y desarrollo integral de las comunidades (Propuesta del STIQ, 2021).
Conclusión:
En síntesis, el caso de las minas de litio en Catamarca pone en evidencia la
necesidad imperiosa de transitar hacia una "economía con rostro humano", en
palabras del Papa Francisco (2015).
Queda claro que el actual modelo extractivista antepone el capital a las personas,
negando derechos fundamentales y generando relaciones laborales indignas
basadas en la explotación y el descarte.
Superar este paradigma deshumanizante es un desafío que requerirá un proceso
prolongado de concientización, movilización social, compromiso empresarial con la
ética y políticas públicas decididas a equilibrar la asimétrica relación capital-trabajo.
Sindicatos, organizaciones sociales, universidades, religiosos y amplios sectores de
la sociedad catamarqueña vienen asumiendo ese desafío, promoviendo la defensa
irrestricta de la dignidad de los trabajadores (Manifiesto de organizaciones
catamarqueñas, 2022).
El camino es arduo, pero no imposible. Experiencias como el sindicalismo minero en
Canadá y los acuerdos tripartitos en la minería chilena del cobre demuestran que
sobre bases de diálogo social genuino y visión humanista compartida, se pueden
alcanzar consensos para un trabajo minero decente y desarrollo sostenible.
Catamarca puede ser pionera en esta impostergable convergencia de productividad
económica con justicia social y sustentabilidad humana integrales. Para ello, todos
los actores de la comunidad deberán comprometerse en pos de un nuevo contrato
social que coloque a la persona y su dignidad en el centro de todas las decisiones.
Como afirmara Jacques Maritain, “lo económico está subordinado a lo humano”.
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