Autores:
Delfino Elgue, Juan Cruz; Escudero Borgogno, Camila; Vignolo, Agustín Germán
INTRODUCCIÓN
El propósito fundamental de este ensayo es profundizar en los elementos sobresalientes
que configuran el grupo de la selección argentina masculina de fútbol, que se coronó
campeón en la Copa del Mundo 2022. Más allá de su éxito en el campo de juego, el
enfoque central de esta tesis se vincula con el fenómeno que trasciende lo meramente
deportivo: la metamorfosis del equipo en una auténtica familia futbolística y cómo esta
transformación influye de manera significativa en la dinámica y el rendimiento colectivo.
En lugar de limitarnos a celebrar el logro de un título mundial, este ensayo se aventura a
adentrarse en el corazón mismo de la selección argentina, donde los lazos de cariño y
amistad se tejen, y donde emergen nuevos valores y se derriban prejuicios, incluso en torno
a cuestiones tan cruciales como la salud mental.
Este proceso de transformación del grupo argentino puede ser considerado como una
evolución de su dinámica interna, donde las relaciones y conexiones entre los miembros se
fortalecen, generando una cohesión que va más allá de la mera agregación de individuos. El
carácter familiar que ha emergido en este grupo puede ser equiparado a la cohesión grupal
que influye en la motivación, la comunicación y el desempeño de un equipo. El análisis de
cómo estos vínculos han contribuido al éxito deportivo y a la superación de obstáculos se
convierte en un estudio intrigante desde una perspectiva teórica de grupos.
DESARROLLO
“La Selección Argentina de Fútbol como grupo, funciones y otras consideraciones”
Edgar Schein (1982) define a los grupos en términos psicológicos, considerándolos como:
“cualquier número de personas que 1) interactúan unas con otras, 2) que sean psicológicamente
conscientes unas de otras y 3) que se perciben a sí mismas como un grupo” (p.135)
Las interacciones que caracterizan al equipo argentino en el ámbito futbolístico cumplen con
los criterios presentados en la definición del autor: los jugadores interactúan en el campo de
juego, son conscientes de las habilidades y roles de sus compañeros, y comparten una
percepción colectiva de pertenencia al equipo. Esta dinámica no solo se limita a la ejecución
táctica y estratégica durante los partidos, sino que se extiende a las relaciones personales,
construyendo una cohesión psicológica que consolida a la selección como un verdadero
grupo en el sentido propuesto por Schein (1982).
Así, la aplicación de la definición destaca no solo la presencia de individuos en el mismo
equipo, sino la existencia de una conexión psicológica que fundamenta la identidad grupal
de la selección argentina. Esta perspectiva psicológica enriquece la comprensión de cómo
la interacción, la conciencia mutua y la percepción compartida contribuyen a la cohesión y el
éxito de este conjunto deportivo.
Respecto a la posibilidad de trazar algún tipo de clasificación, podríamos considerarlo tanto
como un grupo de tipo formal porque realizan una tarea específica claramente relacionada
con la misión organizacional de la institución deportiva; como un grupo de características
informales que surge de la combinación particular de factores “formales” y necesidades
humanas respecto a las relaciones que sus miembros han decidido establecer de forma
voluntaria para cubrir la necesidad de relacionamiento y de pertenencia (Schein, 1982).
De esta forma, podemos considerar que el grupo conformado por la selección desempeña
funciones organizacionales formales tales como la realización de una tarea, compleja e
interdependiente. Pero también, desempeña funciones psicológicas individuales teniendo en
cuenta que “los grupos son ante todo un medio para satisfacer nuestras necesidades de
afiliación, de amistad, apoyo moral y afecto” (Schein, 1982, p.140), que sirven para reducir
la inseguridad, la ansiedad y la sensación de impotencia y que se puede convertir en un
mecanismo por medio del cual sus miembros pueden resolver los problemas.
Este grupo, surge con la conocida “era Scaloni” en relación a la llegada de su actual director
técnico Lionel Scaloni en 2018. Lionel lideró un proceso de renovación generacional en la
selección argentina. En 2021, cosecha su primera victoria: la Copa América. El equipo,
encabezado por su capitán Lionel Messi, su director técnico Lionel Scaloni y jugadores con
una larga trayectoria en el fútbol, rompe una sequía de 28 años sin títulos internacionales al
coronarse campeón y experimentar, por primera vez en sus carreras, el triunfo internacional
representando a su país.
Posteriormente, en 2022, Argentina disputó la Finalíssima contra la selección de Italia y se
adjudica el título del torneo. De esta forma, Argentina llegaba a jugar por la Copa Mundial
de Fútbol del 2022. El 18 de diciembre de 2022, en el emblemático estadio Lusail de Qatar,
Argentina disputó la final ante el campeón defensor, Francia. El desenlace del partido se
determina en una emocionante tanda de penales (4-2), consolidando a Argentina como
campeón del mundo después de 36 años desde su último título en la máxima competición
internacional de fútbol.
En el trasfondo de este recorrido exitoso en el ámbito del rendimiento profesional
futbolístico, resulta imposible ignorar la influencia y el impacto que el grupo ha generado.
Más allá de los logros en el terreno de juego, este conjunto no solo se ha destacado por su
habilidad técnica y táctica, sino por la cohesión que han tejido entre sus miembros. A
medida que el equipo avanzaba en su viaje hacia la victoria, no solo se forjaban victorias y
títulos, sino también relaciones sólidas y un sentido de unidad que trasciende los límites del
campo de juego:
Pero acá hay algo más, que trasciende a las cuentas matemáticas, y se llama unión,
compromiso colectivo, hambre de gloria. El grupo argentino está más unido que
nunca, se nota con verlos juntos cada vez que llegan a una convocatoria, por las
risas constantes entre compañeros, por las declaraciones que realizan (Gastón
Hirschbrand, 02 de febrero de 2022)
“Esto no es solo un once, es un grupo y somos amigos’’, resumió Dibu después del
partido. Allí, en la parte humana, quizás está la mayor fortaleza de este
rompecabezas que forman los jugadores y el cuerpo técnico. A menos de diez
meses del Mundial, la ilusión no para de crecer (Facundo Rumene, 02 de febrero de
2022)
Llevar tan lejos el deseo, el corazón, la disciplina, el talento personal, la ausencia de
temor, la frialdad y la hermandad ya no hasta el último minuto de partido sino hasta
después de que el partido haya terminado (hasta los penales, hasta el hotel, hasta el
aeropuerto), son ofrendas que pertenecen a un fenómeno inusual en el que el amor
propio de un grupo de estrellas se convierte en amor a los demás. (Juan José
Becerra, 18 de diciembre de 2022)
Estas opiniones de periodistas resaltan la esencia única de este grupo, y refuerzan la idea
de que más allá de las habilidades futbolísticas individuales, es la conexión humana, la
amistad, la unión y el compromiso colectivo lo que ha elevado a la selección argentina a un
nivel excepcional. Estos testimonios capturan la profundidad de las relaciones dentro del
equipo, subrayando que el verdadero triunfo va más allá de los resultados en la cancha y se
encuentra en el corazón mismo de la hermandad forjada entre estos jugadores.
“La necesidad de pertenencia, grado de significatividad de los grupos”
Telma Barreiro (2000) nos cuenta que más allá de ciertas necesidades individuales de cada
una de las personas hay distintas necesidades referidas a los grupos. Los seres humanos
cuentan con distintas necesidades básicas, casi siempre son necesidades más dirigidas a lo
biológico, como por ejemplo la comida. Pero la autora nos explica que una de las
necesidades humanas básicas en relación a lo grupal es la necesidad de pertenencia.
En una primera instancia, es importante subrayar que nuestra estructura psíquica y la
construcción de nuestra identidad encuentran sus raíces en la pertenencia a un grupo
primario, ya sea este la familia, la comunidad o incluso formas sociales sustitutas. Este
grupo actúa como el fundamento sobre el cual organizamos nuestra comprensión del
mundo y de nosotros mismos. De hecho, este entorno social nos ofrece modelos
identificatorios, nos suministra un lenguaje compartido y establece normas y valores que
influyen en nuestra percepción y comportamiento.
A lo largo de este proceso de pertenencia, el grupo desempeña un papel crucial al
proporcionarnos mecanismos para construir nuestra autoimagen. Utilizamos a nuestros
otros significativos como espejos, reflejando aspectos de nosotros mismos a través de las
interacciones con ellos. Estos espejos sociales nos permiten desarrollar y comprender
quiénes somos, influyendo en la configuración de nuestra identidad a medida que nos
vemos reflejados en la mirada y las expectativas de quienes nos rodean en el grupo al que
pertenecemos. En última instancia, este proceso de pertenencia contribuye a la formación y
consolidación de nuestra identidad personal.
A lo largo de nuestra vida, seguimos buscando la confirmación y aceptación de nuestra
identidad y autoimagen. Esta validación es proporcionada por los demás, actuando como un
espejo social que refleja nuestra valía y contribuye a la formación de quiénes somos, por lo
tanto, seguimos uniéndonos a grupos diferentes durante la trayectoria de nuestras vidas.
Las personas están conectadas entre sí, formando parte esencial unas de otras, por eso las
personas son según Telma Barreiro (2000) “un ser en relación” (p.35). Gran parte de lo que
somos se construye a partir de las relaciones con los demás, y esta necesidad de conexión
persiste a lo largo de toda nuestra vida. Por esta razón, uno de los temores más grandes,
aunque no siempre se reconozca, es el miedo a la soledad. La soledad, especialmente
cuando es profunda, no sólo nos priva de la comunicación, el estímulo y el afecto, sino que
también afecta nuestra identidad, debilitando lo que entendemos como nuestro "yo".
Ya sea a través de la interacción grupal o de relaciones más cercanas, las personas buscan
satisfacer su necesidad innata de conexión humana. Reconocer y aceptar esta naturaleza
social intrínseca implica admitir que somos, en esencia, seres interdependientes que se
influyen mutuamente.
La necesidad de pertenencia está estrechamente relacionada con otro aspecto fundamental
de la persona: la necesidad de confirmación, de afirmarse y fortalecer su autoestima. El
autoestima, que es el valor que cada uno se atribuye a sí mismo, depende en gran medida
de la imagen que tenemos de nosotros mismos. Es decir, de cómo nos percibimos
internamente. Dado el impacto crucial que estos aspectos tienen en la interacción grupal,
es esencial detenernos y reflexionar sobre ellos.
La manera en que las personas enfrentan el desafío de integrarse y adaptarse a los grupos
es diversa y depende tanto de su personalidad como de su historia grupal, así como de la
naturaleza del grupo y su atmósfera.
Al interactuar en grupos, las personas pueden adoptar diversas estrategias. Algunos
pueden destacarse y tratar de imponer su voluntad, mientras que otros tienden a
replegarse, actuando con precaución para evitar situaciones incómodas. Algunos buscan
reconocimiento de la autoridad, mientras que otros buscan establecer vínculos o alianzas
para evitar la soledad.
Estas estrategias pueden cambiar con el tiempo, dependiendo del grado de inserción y
confianza en el grupo. En diferentes grupos, una persona puede adoptar estrategias de
integración distintas. Todas estas respuestas buscan satisfacer la necesidad de encontrar
un lugar aceptado y reconocido dentro del grupo.
Para Telma Barreiro (2000) un grupo resulta significativo por diferentes razones:
● Por corresponder a estadios muy tempranos del desarrollo personal
● Por la naturaleza particularmente intensa de los vínculos que lo caracterizan
● Por compartir muy estrechamente un sistema de valores y/o proyectos
existencialmente importantes para la persona; lo que otorga al grupo el carácter de
“grupo de referencia” para la persona
● Por ser el único grupo al que la persona ha pertenecido o pertenece
● Por la frecuencia de la interacción
● Por la importancia asignada socialmente a esos grupos o a la actividad que allí se
realiza, etcétera. (p.43)
Estas circunstancias, combinadas o potenciadas, refuerzan la importancia de un grupo para
el individuo. Ejemplos notables incluyen el grupo familiar de origen y grupos de amigos
arraigados en la infancia. También se destacan los grupos de militancia política o afinidad
religiosa, así como los grupos escolares y laborales, que debido a su cotidianidad,
obligatoriedad y carga social, influyen significativamente en las personas emocionalmente.
Tras la extensa exposición acerca de los conceptos desarrollados por la autora,
establecemos vínculos con los temas relacionados al grupo de la selección argentina,
victoriosa en la Copa América 2021 y la Copa Mundial de la FIFA 2022.
El grupo antes mencionado denominado como “La Scaloneta”, tuvo un gran impacto y
reconocimiento a nivel nacional e internacional debido a su unificación y sentido de
pertenencia por parte de cada uno de los jugadores. Este nombre proviene del apellido del
técnico y encargado del equipo/grupo Lionel Scaloni, una pieza clave para los objetivos
logrados y para el armado y consolidación del grupo de jugadores.
Luego de una pésima actuación de la selección argentina de fútbol en el mundial de Rusia
2018, la selección quedó golpeada tanto interna como externamente. Tras la asunción del
inexperto Scaloni las críticas aumentaron, así sea para el técnico y como para los jugadores
que eran convocados. Esto llevó a los jugadores a mantener cierta cercanía donde como
colectivo se fusionaron y generaron un poderoso grupo con ganas de lograr grandes
hazañas.
Unos de los primeros ejemplos que se dieron sobre el sentido de pertenencia del grupo y
donde se observaba a los jugadores felices por participar y compartir juntos fue
“...la decisión de los cuatro jugadores de la Premier League en subirse a un avión a
pesar de la negativa de sus clubes y venir a competir en una triple fecha que
generaría gran desgaste. Ellos mismos organizaron la logística para luego recalar en
una isla de Croacia para entrenar antes de volver a Inglaterra.” (La Voz. 02 de
septiembre de 2021).
Para poner en contexto, los clubes a los que pertenecen estos jugadores no dejaban que
vengan a jugar a la selección por distintos motivos, pero por decisión en conjunto, ellos se
pusieron firmes ante sus clubes y vinieron a competir con la selección de igual manera.
El deseo de los jugadores por participar en la selección y juntarse con el grupo es
demostrado a través de redes sociales y de distintas entrevistas, medios, etc. En palabras
de Leandro Paredes (jugador de la Selección Argentina): “Yo estoy esperando el momento
de venir a la Selección. Estar acá, con la camiseta, esos diez días o dos semanas que nos
toca venir”. (Selección Argentina, la serie. Camino a Qatar. 2021). Se trata, en definitiva, de
una marca propia. Un ADN que atraviesa la línea de tiempo. Y sobre todo, del cumplimiento
de un mandato. Aquel decretado por un tal Diego Maradona: “en la Selección tiene que
haber una ley, pero no la de los políticos o la del Congreso, sino la ley del sentimiento. El
jugador del seleccionado es responsable de representar al país y sentir eso es hermoso,
realmente hermoso” (De Fútbol Somos. 2022).
Ana Quiroga (directora de la primera escuela privada de Psicología Social que fundó
Enrique Pichon-Rivière) analizó el grupo la Scaloneta y desarrollo:
Un grupo se construye en función de determinados objetivos, de determinado hacer,
como decimos desde la psicología social, con una tarea. Y con otro elemento
fundamental que es que cada uno tiene en mente a cada uno de los otros y a las
relaciones que están entre sí. Es decir, que sabe dónde puede estar (Nicolás)
Otamendi o donde se puede mover (Gonzalo) Montiel o (Nahuel) Molina, o (Rodrigo)
De Paul, o por supuesto (Lionel) Messi. Y eso es uno de los factores fundamentales.
Está claro que hay algo importante en todo esto que está ligado a dos aspectos, a
que realmente se comprometieron en un objetivo común y que hay algo del plano de
lo amistoso, en todo caso de deponer lo individual en función de lo grupal y cierto
grado de amistad, es decir, de que no está la competencia interna, sino que la
competencia es con otro, con el rival. Y creo que eso ha sido una cuestión
excepcional. Es excepcional que quien está en el banco porque lo sacaron tenga la
misma alegría y la misma sonrisa que el que está en el campo de juego en ese
momento. Es decir, el sentimiento de unidad es muy fuerte. (Ana Quiroga. 2022).
El grupo ha logrado todos los objetivos profesionales propuestos por el equipo argentino de
fútbol, ha alcanzado la hazaña más importante para el argentino futbolero, ganar la Copa
Mundial de la FIFA luego de 36 años. Este logro consolidó al grupo y generó un afecto de
toda la sociedad argentina para con ellos, demostrando así que son importantes dentro de
la cancha pero también fuera de ella.
Queda evidenciado así el sentido de pertenencia por parte de La Scaloneta, donde a través
de la unión por cumplir un objetivo en común se consolidó un grupo firme y sólido que logró
todos los objetivos que se les impusieron y a su vez, esto creó un grupo de amigos
generando una pertenencia y confirmación por parte de cada uno de los integrantes.
“El grupo sano, un buen clima grupal, matriz competitiva y solidaria, génesis de las
matrices vinculares.”
Telma Barreiro (2000) sostiene que la inclusión del individuo dentro de un grupo es
fundamental para su correcto desarrollo y satisfacción de sus necesidades sociales, pero
también puede ser lo contrario, produciendo efectos como sufrimiento y deterioro psíquico.
La autora define que los grupos pueden ser más sanos o positivos que otros, alentando al
crecimiento personal de sus miembros. Por lo tanto, podríamos afirmar que, a la vez que
existen grupos que estimulan el desarrollo y el bienestar de sus miembros, hay otros grupos
donde la persona puede verse violentada, agredida, postergada y frenada en su proceso de
crecimiento personal. En el grupo sano prevalece un clima de solidaridad, la cohesión se
produce por factores efectivos de signo positivo. En estos grupos la persona siente que
puede ser ella misma, sin adoptar máscaras ni barreras.
Es importante destacar que no es posible el estado de bienestar continuo del grupo sano
sino que la autora destaca que hay momentos de mayor plenitud y salud, y otros de mayor
deterioro. En este sentido, se destaca la idea de proceso o historia grupal.
En el caso de la Scaloneta, en palabras de sus propios miembros, podemos afirmar que se
trata de un grupo totalmente sano y altamente cohesionado. Desde el equipo técnico, como
también los jugadores, se reconocen a sí mismos como este grupo unido y desarrollado que
se alientan mutuamente a superarse. En situaciones de bajo rendimiento o donde se
cometieron errores (por ejemplo, la falta de Otamendi en la final contra Francia, causando
un penal y posterior gol) el grupo no busco culpabilizar a quien realizó los problemas sino
que alentó a seguir con la cabeza alta y continuar jugando. La autenticidad de cada jugador
no es cuestionada en ningún momento, sino que el grupo en sí reconoce las características
de cada uno de ellos y promueve su accionar a partir de ellas. Por ejemplo, Rodrigo de
Paul, llamado Motorcito por sus compañeros justamente porque su personalidad y accionar
se encargan de mover al equipo tanto técnica como emocionalmente.
Además, al perseguir un objetivo común, uno de los rasgos salientes del grupo es que
prevalece un clima de cooperación antes que un clima de competencia. No se busca el
logro o reconocimiento personal, sino que se alienta al éxito del equipo. En la conformación
y reconocimiento del grupo como tal, no existen obstaculizadores o mecanismos
distorsionantes, concepto que Barreiro (2000) define como:
(...) Existen determinados mecanismos de comunicación y modalidades de
interacción interpersonal que pueden aparecer en los grupos operando como
verdaderos distorsionantes de un buen clima grupal y contribuyendo a plasmar un
estilo vincular negativo. Estos mecanismos distorsionantes operan como obstáculos
para la consolidación de un grupo sano, ya que obstruyen la participación amplia y
libre, frenan la espontaneidad, socavan la seguridad personal de algunos (o todos)
los miembros y producen, en suma, malestar psíquico, superficial o profundo. (p.51)
Se explora el concepto de buen clima grupal (Barreiro, 2000), definiéndolo como una
atmósfera psicológica donde los miembros se sienten cómodos, libres para expresarse y
experimentan afectividad positiva. Se argumenta que un buen clima facilita la comunicación,
el encuentro y la producción grupal, potenciando aspectos constructivos. Aunque pueden
surgir tensiones, un buen clima proporciona la base para abordar y resolver conflictos,
promoviendo la autoconciencia grupal y la capacidad de adaptarse al cambio. Se destaca la
importancia de la matriz comunicacional dominante, mencionando dos tipos antinómicos: la
competitiva y la solidaria.
La matriz competitiva se caracteriza por la puja por destacar, sobresalir y alcanzar poder en
el grupo, mientras que la matriz solidaria se basa en el apoyo mutuo y la cooperación para
lograr objetivos comunes. La matriz dominante afecta tanto al grupo como a la personalidad
de sus miembros. En el caso analizado, podemos afirmar que se evidencia una matriz
solidaria que se distingue por producir serenidad dentro de un grupo: los jugadores no
temen ser desplazados o marginados. La matriz cooperativa permite que todos los
miembros resulten simultáneamente (y equitativamente) confirmados.
En situaciones de extremo estrés y presión como por ejemplo lo son los partidos
clasificatorios dentro de torneos como la Copa América y Copa Mundial de la FIFA, donde el
bajo desempeño o error de un jugador pueden provocar el fracaso del equipo, la cohesión y
unión de los jugadores permite que ellos mismos se sientan seguros, permitiendo que
queden relativamente libre de ansiedad y puedan participar conectándose consigo mismo,
con sus pensamientos, y con los otros.
La formación del grupo en sí, según Barreiro (2000) está condicionada por factores como:
1. Su peculiar composición. Lo cual incluye:
a. La personalidad singular de sus miembros.
b. La particular configuración o encaje que se vaya dando entre ellas, en la cual
pueden incidir entre otras cosas, en caso de que exista, el fenómeno que
mencionamos a continuación.
c. La historia vincular previa entre algunas de las personas que vienen a
confluir en este grupo.
2. Los objetivos o proyecto del grupo.
3. El entorno institucional, cultural o social en que se halla inserto.
4. La (o las), figura(s) de autoridad que lo dirige(n).
“Incidencia de la figura de autoridad en el clima grupal, las actitudes, lo actitudinal
y lo técnico.”
Como se mencionó anteriormente, la personalidad de cada jugador es reconocida y
alentada por su accionar. Cada persona que integra un grupo aporta a él su peculiar
personalidad, que incluye, entre otras cosas, un cierto estilo vincular y determinados
esquemas de comportamiento grupal. La autoridad se puede definir como el poder legítimo
o la capacidad reconocida que una persona o entidad tiene para ejercer influencia, liderazgo
o control sobre otros individuos o grupos. En primer lugar, es pertinente definir qué es la
autoridad y que hace que un individuo la tenga dentro de un grupo. La autoridad implica el
derecho o la legitimidad para tomar decisiones, dar órdenes, establecer normas y esperar
obediencia. La idea es que la persona que se encuentra al frente de un grupo sugiere o
propone al mismo, con sus actitudes, un determinado modelo vincular: va marcando las
pautas de comunicación.
Barreiro (2000) propone dos tipos de autoridades: la formal y la real. La primera categoría
hace referencia a aquellas personas que se les designa la autoridad o poder por cuestiones
institucionales u organizacionales. Mientras que la segunda, refiere a aquellas personas que
obtienen su autoridad por su actuar y por su valor dentro de los grupos.
En el caso analizado, la autoridad reconocida dentro del equipo es una de las aristas más
importantes. Lionel Messi, jugador delantero estrella y capitán del equipo es considerado
como uno de los pilares más importantes dentro del grupo y su conformación. Sus valores y
reconocimiento lograron ubicarlo como el capitán indiscutido del equipo. Su influencia va
más allá del mero reconocimiento como autoridad dentro del campo de juego, sino que se
convierte en una figura digna de replicar o imitar por los otros jugadores, como también por
los aficionados del equipo. Mientras que Messi es reconocido como autoridad por su título
de capitán (autoridad formal) también lo logra gracias a su reconocimiento por su accionar y
valores (autoridad real). Además, es necesario destacar otra autoridad pertinente dentro del
equipo, que en este caso es el director técnico, Lionel Scaloni, que se posiciona como
autoridad formal.
"Entre pasiones y sueños colectivos: los imaginarios sociales de la selección
argentina en el escenario futbolístico global"
Para Ana María Fernández “la unidad de una sociedad, en el plano de la subjetividad
colectiva, se mantiene a través de la consolidación y reproducción de sus producciones de
sentido (Imaginario Social)” (p.69). Además la autora pone de relieve la doble función del
imaginario social: su capacidad de conservar lo instituido, pero también su potencialidad
instituyente de transformación.
La autora toma los aportes del sociólogo Cornelius Castoriadis acerca de la teorización
sobre el imaginario social y sus dos posibilidades: el imaginario efectivo y el imaginario
radical. Para Castoriadis (1997)
la sociedad es creación, y creación de sí misma: autocreación. […] Es una cuasi
totalidad cohesionada por las instituciones (lenguaje, normas, familia, modos de
producción) y por las significaciones que estas instituciones encarnan (tótems,
tabúes, dioses, Dios, polis, mercancía, riqueza, patria, etc.) (p.4)
Es fundamental destacar que el imaginario social en torno a la selección argentina de fútbol
desempeña una doble función de gran relevancia. Por un lado, actúa como un elemento
conservador, siendo un custodio de lo instituido. En este sentido, el imaginario social se
erige como un guardián de las tradiciones arraigadas, los valores y la historia que rodea al
equipo nacional. La preservación de estos elementos contribuye a la continuidad y conexión
de la identidad futbolística argentina a lo largo del tiempo.
Sin embargo, lo que resulta aún más crucial en el panorama actual del fútbol es la
potencialidad instituyente de transformación que posee este imaginario social. Esta
dimensión sugiere que la selección argentina, más allá de ser un mero reflejo de las
tradiciones establecidas, desempeña un papel activo y dinámico en la sociedad y la cultura.
Su impacto influye de manera significativa en las percepciones, valores y aspiraciones
colectivas de la sociedad argentina.
La selección argentina no solo representa un equipo de fútbol; es un agente de cambio
cultural que puede moldear y redefinir los imaginarios sociales en la sociedad. La capacidad
de transformación reside en su capacidad para reflejar y responder a las cambiantes
dinámicas sociales, así como para abordar temas actuales que resuenan en la vida
cotidiana de los argentinos.
Este aspecto dinámico y transformador del imaginario social de la selección argentina refleja
la profunda conexión entre el equipo nacional y la identidad colectiva del país. A medida que
el equipo evoluciona en su desempeño y enfrenta nuevos desafíos, contribuye a la
construcción de un relato colectivo en constante cambio que refleja la realidad y los ideales
de la sociedad argentina contemporánea.
La manera en que la selección argentina aborda temáticas actuales de manera directa o
indirecta está a la vista. Emiliano “el Dibu” Martinez colocó sobre la mesa la importancia de
la salud psicológica al realizar distintas declaraciones luego de los partidos:
“Sufrí mucho estos tres días, hablando mucho con mi psicólogo porque la verdad
que me pateen dos veces y me metan dos goles es difícil de tragar”, reveló el
arquero argentino después del triunfo por 2-0 frente a los mexicanos. (Ramiro
Scandolo, 26 de noviembre del 2022)
Sobre el cierre, el golero surgido de Independiente le dejó un emotivo mensaje al
Dibu de hace algunos años: "Orgulloso, nunca bajó los brazos, es un enfermo del
trabajo. Con el talento no bastaba, trabajé demasiado físicamente, mentalmente, y
hoy en día quiero seguir creciendo, quiero ser uno de los mejores".
Emiliano Martínez, que nunca escondió que se apoyaba en la psicología y, de
hecho, siempre lo destacó, aseguró que "el psicólogo me ayuda a levantarme
cuando estoy bajo o bajarme cuando estoy muy alto". (TyC Sports, 25 de marzo de
2023)
La relevancia de las declaraciones de Emiliano sobre la importancia de la salud psicológica
va más allá del ámbito deportivo y se vincula estrechamente con el imaginario social en
evolución de la sociedad argentina. Al exponer abiertamente sus experiencias y la influencia
positiva de la psicología en su desempeño, el arquero no solo comparte aspectos
personales, sino que contribuye a la visibilización y normalización de la atención psicológica
en un contexto donde históricamente ha sido un tema estigmatizado.
Este gesto también tiene un impacto significativo en el imaginario social relacionado con la
masculinidad. Tradicionalmente, la sociedad ha impuesto expectativas rígidas sobre cómo
los hombres deben lidiar con sus emociones, favoreciendo la fortaleza silenciosa sobre la
expresión abierta de vulnerabilidad. Las declaraciones de Martínez desafían esta narrativa
al destacar que buscar apoyo psicológico no solo es aceptable, sino también una
herramienta valiosa para el crecimiento personal y el rendimiento profesional. Estas
acciones fortalecen la conexión entre la selección argentina y la sociedad, transformando no
solo la percepción del fútbol, sino también la forma en que se abordan distintas cuestiones
de actualidad en el país.
Por otra parte, podemos mencionar el incidente recientemente ocurrido en el partido entre
Brasil y Argentina, donde la policía agredió a los hinchas argentinos que estaban en las
tribunas. Los jugadores de la selección argentina no se quedaron observando, tomaron una
postura activa en medio de su desarrollo:
El árbitro chileno Piero Maza estaba a punto de dar por comenzado el encuentro,
pero entonces fue advertido por el capitán argentino, Lionel Messi, sobre lo que
estaba sucediendo en una de las cabeceras del estadio. No se quedó con eso el
capitán argentino, sino que encabezó el traslado de sus compañeros (titulares y
suplentes) hasta la zona del conflicto, con el objetivo de proteger a los hinchas
propios.
Allí los jugadores se acercaron lo máximo posible a sus hinchas y se enfrentaron con
la policía local, siendo el que llevó la batuta en estas acciones el arquero Emiliano
Martínez, quien paró un "bastonazo" con sus propias manos luego de saltar la valla
que separaba a los aficionados del campo de juego.
Las discusiones se extendieron por más de 10 minutos, al cabo de los cuales a
Messi se lo vio decir "nos vamos", y todos acataron su orden y se metieron en los
vestuarios, en una muestra de protesta por la represión policial que puso en vilo la
realización del encuentro. (Télam, 22 de noviembre de 2023)
La intervención liderada por Lionel Messi, el capitán de la selección, subraya el poder y la
influencia que estos deportistas tienen en la sociedad. Se erigen como referentes morales y
sociales. El gesto de proteger a los hinchas y enfrentarse a la policía local no solo refleja el
compromiso del equipo con sus seguidores, sino que también se convierte en un acto
simbólico de resistencia frente a la injusticia.
Este episodio no solo se limita al ámbito del fútbol, sino que tiene el potencial de resonar en
la sociedad argentina, donde la lucha contra la represión policial y la defensa de los derechos
civiles son temas sensibles y relevantes. La decisión de abandonar la cancha en
protesta por la represión no solo denuncia un incidente específico, sino que también
contribuye a visibilizar y condenar el abuso de poder.
Por otra parte, la creación de la identidad nacional a través del seleccionado de fútbol
argentino se entrelaza intrínsecamente con el imaginario social, actuando como un reflejo y
moldeador de las percepciones colectivas en la sociedad. El equipo nacional es un símbolo
arraigado en el corazón de la cultura argentina, desempeñando un papel fundamental en la
construcción y reafirmación de la identidad nacional.
El imaginario social asociado al seleccionado argentino se relaciona con valores y
tradiciones que son considerados fundamentales para la identidad nacional. La pasión, el
coraje, el compromiso y la habilidad técnica en el terreno de juego no solo son atributos
deportivos, sino también elementos que refuerzan y proyectan una imagen positiva de la
identidad argentina.
Además, en los momentos de competición, los ciudadanos argentinos se unen en un
sentimiento compartido de esperanza, emoción y orgullo nacional. El equipo proporciona un
punto de reunión alrededor del cual se genera la cohesión social, creando un sentido de
comunidad y pertenencia.
El éxito y los desafíos enfrentados por la selección argentina generan narrativas
compartidas que se incorporan al tejido social del país. Los momentos icónicos, las victorias
épicas y las luchas en la cancha se convierten en parte de la historia colectiva,
contribuyendo a la formación de una narrativa nacional que refleja la identidad y el espíritu
argentino.
El seleccionado argentino no solo influye en el ámbito deportivo, sino que también ejerce
una fuerte influencia en la cultura popular. Desde canciones e himnos hasta el uso de
colores y símbolos, la selección contribuye a la construcción de un imaginario social que
trasciende los límites del deporte para integrarse en la vida cotidiana de los argentinos. De
hecho, el nombre “la Scaloneta” otorgado al equipo surge de una iniciativa popular:
Y en el medio de esa fiesta, a lo lejos, desde el norte, se abrió paso por la avenida
Maipú un colectivo celeste. No era el 343 ni el 21. Era un colectivo que en el lugar
donde habitualmente se indica la línea o el recorrido decía “Scaloneta”, el ya famoso
apodo que recibió el equipo argentino que hace referencia a su director técnico,
Lionel Scaloni.
Ignacio González Wang, un joven de 22 años oriundo de Vicente López, y su papá,
Christian González Wang, son los creadores de la “Scaloneta”, que, antes de
convertirse en el símbolo de los festejos de zona norte, era un colectivo Mercedes
Benz modelo 1114 que funcionaba como el vehículo de auxilio en la empresa familiar
de micros de larga distancia de los González Wang. (Josefina Gil Moreira, 14 de
diciembre de 2022)
Lo mismo sucedió con una de las canciones más cantadas durante el mundial 2022:
“Muchachos” fue escrita por un hincha como reversión de un tema de La Mosca para alentar
a la selección argentina. Su letra hace especial alusión a distintos temas y personajes que
forman parte de la historia Argentina y de su imaginario social (la guerra de Malvinas, Diego
Armando Maradona).
CONCLUSIÓN
En este análisis, hemos explorado la dinámica técnica y emocional que caracteriza a la
selección argentina, destacando la formación de una familia futbolística como el pilar de su
verdadera grandeza. Más allá de las victorias en la cancha, la conexión humana se revela
como un componente esencial en el éxito del equipo, desafiando la noción de que el logro
se mide únicamente en copas o resultados. La "Scaloneta" ofrece un ejemplo claro de un
grupo saludable y altamente cohesionado, donde la matriz solidaria prevalece, generando
un ambiente auténtico y respaldado.
En cierre, la cohesión del grupo, ejemplificada en situaciones de alta presión, demuestra
que la unión y la autenticidad son elementos cruciales para el bienestar y rendimiento
colectivo. La influencia positiva de figuras de autoridad como Lionel Messi y Lionel Scaloni
se combina con la fortaleza de las interacciones grupales, reforzando la idea de que, en
equipo, las adversidades se superan con mayor facilidad y los objetivos se cumplen con
éxito. Este informe invita a reflexionar sobre el poder transformador de la conexión humana
en el deporte, subrayando que el verdadero logro radica en la capacidad de un grupo para
inspirar y dejar una huella en la historia, no solo por sus victorias, sino por la fuerza de su
unión.
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